Se había alejado de la verdadera naturaleza de las cosas. Primero te arreglas tú. Luego, tu casa. Luego, tu rincón del cielo. Y después...
En realidad no sabía muy bien qué pasaba después. Pero confiaba en que, después de eso, el mundo empezara a ocuparse un poco de sí mismo, como un reloj de engranajes bien ajustado y engrasado.
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