Quizá los hilos
se rompen, o quizá nuestros barcos se hunden, o quizá somos hierba y nuestras
raíces son tan interdependientes que nadie está muerto mientras quede alguien
vivo. Lo que quiero decir es que no nos faltan metáforas, pero debes tener
cuidado con la metáfora que eliges, porque es importante. Si eliges los hilos,
estás imaginándote un mundo en el que puedes romperte irreparablemente. Si
eliges la hierba, estás diciendo que todos estamos infinitamente
interconectados, que podemos utilizar ese sistema de raíces no solo para entendernos unos a otros, sino para
convertirnos los unos en los otros.
(…)
-Pero creo que
los hilos hacen que el dolor parezca más fatal de lo que es. No somos tan
frágiles como nos harían creer los hilos. Y también me gusta la hierba. La
hierba me ha traído hasta ti, me ha ayudado a imaginarte como una persona real.
Pero no somos brotes diferentes de la misma planta. Yo no puedo ser tú. Tú no
puedes ser yo. Puedes imaginarte a otro… pero nunca perfectamente, ¿sabes?
Quizá es como
has dicho antes, que todos estamos agrietados. Cada uno de nosotros empieza
siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. Personas que nos dejan, o que no
nos quieren, o que no nos entienden, o que n las entendemos, y nos perdemos,
nos fallamos y nos hacemos daño. Y el recipiente empieza a agrietarse por
algunos sitios. Y, sí, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es
inevitable. En cuanto empieza a entrar la lluvia dentro del Osprey, ya nunca
será remodelado. Pero está todo ese tiempo desde que las grietas empiezan a
abrirse hasta que por fin nos desmoronamos. Y solo en ese tiempo podemos vernos unos a otros, porque vemos lo
que hay fuera través de nuestras grietas, y lo que hay dentro se nos vetambién
a través de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario