Solo
pienso en una cosa: reencontrarla. Disfrutar de nuevo de aquella sensación
extraordinaria y hacerlo lo antes
posible. ¿Me arriesgo a sacar cu-cús por la nariz? ¿Tendrían que repararme a
menudo el corazón? ¿Y qué? Este viejo trasto me lo reparan desde que nací.
¿Corro peligro de muerte? Tal vez, pero siento que mi vida peligra si no vuelvo
a verla y, a mi edad, eso me parece aún más grave.
No hay comentarios:
Publicar un comentario