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domingo, 16 de agosto de 2015

Los miserables 2, pag 104

¡Oh, amor!, ¡adoraciones!, voluptuosidades de dos espíritus que se comprenden y de dos miradas que se penetran. ¡Vendréis a mi!, ¿no es verdad, felicidades? ¡Paseos de dos solos en la soledad! ¿Días benditos y resplandecientes! Algunas veces he soñado que de vez en cuando se desprendían algunas horas de la vida de los ángeles, y venían aquí abajo a penetrar en el destino de los hombres.

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