María lo había descubierto por fin: los recuerdos están hechos de palabras; la vida está hecha de palabras. No puedes cambiar lo que te ha pasado, pero puedes escoger las palabras para contarlo.
Puedes decir: "He tenido la desgracia de que me atropelle un coche", o puedes decir: "He sobrevivido a un atropello". Elige las palabras y elegirás la calidad de tus recuerdos. Tú decides si es un buen o un mal recuerdo. Mejor aún, tú lo transformas.
Porque las cosas te suceden; algunas las provocas tú y otras escapan a tu control. Pero hay algo que sólo tú controlas: las palabras que eliges para contarlas. Eres tú quien cuenta la historia, tu historia.
¿Y sabes lo mejor de todo?
Siempre, siempre estás a tiempo de cambiarla.
Este es el auténtico superpoder de todo ser humano.
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